Actualmente se estima que el petróleo se extinguirá en los próximos 100 años en nuestro planeta. Este es un gran problema, ya que la gran mayoría de las máquinas funcionan a partir de derivados del petróleo. Es por eso que hoy en día se están desarrollando nuevas tecnologías para la obtención de energías renovables que sean capaces de sustituir al petróleo, como la utilización de biocombustibles.

Los biocombustibles son combustibles de origen biológico obtenido de manera renovable a partir de restos orgánicos. Estos restos orgánicos proceden habitualmente del azúcar, trigo, maíz o semillas oleaginosas. En general los biocombustibles son producidos fundamentalmente a partir de aceites vegetales y grasas animales.
 
¿Qué es el biodiésel?

Es el combustible renovable que tiene el mayor potencial de desarrollo en todo el mundo. Se puede utilizar puro o mezclado con gasóleo en cualquier motor diesel. En 1900, Rudolf Diesel utilizó aceite de cacahuete o maní en el primer motor diésel. El biodiésel se obtiene a partir de aceites vegetales, aceites de cocina fritos y/o grasas animales como colza, girasol, palma, soja y sebo, entre otros. Alemania es el principal productor de biodiésel (65% de la producción mundial), seguido por Francia (17%), y Estados Unidos (10%).
 
¿Qué es el bioetanol?

El bioetanol, también llamado etanol de biomasa, se obtiene a partir de maíz, sorgo, caña de azúcar o remolacha. Brasil es el principal productor de bioetanol (45% de la producción mundial), Estados Unidos representa el 44%, China el 6%, la Unión Europea el 3%, India el 1% y otros países el restante 1%. Este biocombustible se mezcla al 20% con la gasolina que utilizan los automóviles.

Cultivos líquidos

Se puede utilizar una amplia gama de fuentes de biomasa para producir bioenergía en diversas formas. Por ejemplo, los alimentos, las fibras y los residuos de madera elaborada provenientes del sector de la agricultura se pueden utilizar para generar electricidad, calor, calor y energía combinados y otras formas de bioenergía. Es cada vez más importante el papel de este sector en la producción de biocombustibles líquidos para el transporte, en particular etanol y biodiésel.

La caña de azúcar, la remolacha y el sorgo dulce se elaboran en cultivos de azúcar. Esto se fermenta y se distal y se puede elaborar el bioetanol. En los cultivos de feculentos se labora maíz, trigo, órdenes, centeno, patatas y yuca. Con todo ello se sacarifa, se fermenta y se distal y se obtiene el bioetanol. En los cultivos oleaginosos se labora la colza, la palma de aceite, la soja, el girasol, el maní y la alcachofa. Con ello se hace una extracción y se esterifica y obtenemos el biodiésel.

La competencia por la tierra se convierte en un problema sobre todo cuando algunos de los cultivos (por ejemplo, el maíz, el aceite de palma y la soja), que actualmente se labran para producir alimentos y pienso, se destinan a la producción de biocombustibles.

Producción del biodiésel

El aceite vegetal se extrae de plantas como el girasol, la soja o la aceituna. Este aceite se utiliza en casas y restaurantes para freír. El rechazo o aceite gastado en los restaurantes no se tira, sino que se envasa para una posterior recogida. El aceite usado de paella se somete a un proceso que se llama tranesterifición. Durante este proceso el metanol y la lejía se añaden para separar la glicerina del aceite al 100% obteniendo el biodiesel llamado B100. El B100 queda en la parte superior, dejando la glicerina en el fondo y permitiendo así su aprovechamiento para la industria cosmética. Después de un proceso de pruebas, el B100 puede ser usado directamente o mezclado con gasóleo de petróleo y usado en la mayor parte de motores diésel.

Producción del bioetanol

El etanol se obtiene a través de la fermentación de la uva. Después de pasar por esta vía anaeróbica (no requiere oxígeno) el fermentado de la uva se destila para obtener el alcohol, etílico o etanol, el cual se encuentra sumamente concentrado (92%). Posteriormente este etanol se pasa a través de diferentes maquinarias cuya función es la de eliminar el azufre y sus derivados del etanol, así como eliminar el agua y minerales que pudiera contener, a fin de obtener un etanol prácticamente puro (99,9%), el cual ya puede usarse como combustible de automóviles.